martes, 2 de agosto de 2011

LA LEYENDA DEL SAJAMA

LA LEYENDA DEL SAJAMA
"Dios está lejos y tenemos que negociar con sus intermediarios, las montañas."
Las cumbres de los Andes han tenido siempre un lugar importante dentro de las leyendas del Altiplano. La más conocida es la del Sajama, volcán de más de 6500 metros de altura y el cual se encuentra ubicado en el corazón del parque natural del mismo nombre (el primero que se creo en Bolivia, en 1941).
… Hace mucho tiempo tuvo lugar una guerra despiadada entre las montañas. El Huayna Potosí, el Condoriri, el Ancohuma e inclusive el Illampu perseguían el mismo sueño : ¡ ser el más grande de todos !
"Pacha", el creador, cansado de estas disputas, ordenó el fin de las hostilidades. En el momento de la tregua, el Illimani era el gran vencedor.
Pero un vecino ambicioso discutió su victoria. Perturbado durante su sueño, "Pacha" decide castigar al insolente cortándole la cabeza.
“Pacha” hace girar su terrible honda... las montañas, impresionadas, se hicieron pequeñitas, el viento del arma cósmica quemaba las heridas recién cicatrizadas que se habían inflingido los unos a los otros.
Escucharon entonces el silbido del proyectil y el terrible estruendo del impacto. Cuando el polvo desapareció, faltaba toda la parte superior del imprudente.
Su cabeza reposaba lejos en el Altiplano, los hombres lo llaman ahora Sajama, que significa en Aymara “el que está lejos”.
En cuanto al otro, del cual se puede admirar la cumbre que tiene forma, no de una cima sino de una basta planicie nevada, se le llama Mururata, “el decapitado”...
PASAJES SECRETOS, TÚNELES SUBTERRÁNEOS Y CATACUMBAS EN LAS IGLESIAS JESUITAS Y FRANCISCANAS DE LA PAZ-BOLIVIA.

Introducción.

En la ciudad de La Paz Bolivia existen leyendas coloniales muy interesantes a cerca de fantasmas, aparecidos, maldiciones, tesoros escondidos (tapados) y pasadizos subterráneos secretos que surcan la ciudad, por medio de los cuales se podía y aun se puede salir de una calle a otra, incluso recorrer grandes distancias. Estos se hallan principalmente en antiguas iglesias e infraestructuras donde funcionan algunas instituciones gubernamentales, variando en su longitud, anchura y altura (pudiendo en algunos casos no pasar de un metro y en otros tener una altura de 3 metros y algo mas)
Las misiones jesuitas y su historia.

Con la llegada de los españoles a nuestro continente ingresaron tras de ellos las misiones franciscanas y jesuitas.

Las franciscanas fueron las que fundaron las iglesias mas antiguas de Bolivia, como ser la iglesia de San francisco en la ciudad de la Paz que data de 1500. Los jesuitas se establecieron el oriente boliviano (con las misiones de Moxos y Chiquitos), así como en el occidente de nuestro país y fueron expulsados por los españoles en el año 1767, a causa del crecimiento en potencia de su poder económico, político y social. Sin embargo dejaron tras de si una misteriosa arquitectura colonial, con iglesias hechas con grandes bloques de piedra, pasajes escondidos, habitaciones ocultas y túneles subterráneos secretos; siendo estos últimos los que mas interés atraen por su misterio sin resolver.

¿Para que servían estos túneles? ¿ Que se hacia dentro de ellos? ¿Tenían algo que ver con la desaparición de muchas personas de la época? ¡Que yace tras de ellos¡

Lamentablemente no existe casi nada de bibliografía referente a los túneles jesuitas bolivianos, mucho menos a los de la ciudad de La Paz, así que me remitiré a mis experiencias personales, las de otros aficionados al tema y los antiguos relatos de los pobladores paceños.
Leyendas urbanas sobre los túneles.

Se tejen muchas historias alrededor de estos túneles, entre las mas extendidas están que esos servirían para que exista una comunicación entre conventos y los monasterios, otros señalan que mediante ellos se podían salir fácilmente a otros lugares, algunos suelen contar que el interior de los mismos ampararía tesoros religiosos, objetos mortuorios (de tortura y bélicos) y fuerzas desconicidas.
Un supuesto túnel de la iglesia en San Francisco.

Se encuentra ubicada en la Plaza de los Héroes entre la calle Sagarnaga y la avenida Mariscal Santa Cruz, , esta iglesia cuenta con una infraestructura que data de mas de cuatro siglos de antigüedad, entre otros relatos sobre la iglesia se dice que dentro la misma, los inquisidores practicaban muchas formas de tortura en contra de los indígenas y los herejes, Llegando a utilizar para estas torturas instrumentos como ser: el caballo, el traballare, las prensas, etc.; hago énfasis en este punto, ya que existen relatos de personas que visitaron las profundidades de esta iglesia, encontrando entre otras cosas: bodegas de vinos, tumbas con restos de antiguos franciscanos, una serie de túneles (que conducen a otros lugares fuera de la iglesia), y cuartos subterráneos donde se hallan ocultos los instrumentos de tortura que acabo de mencionar junto a varias guillotinas.
 Este es el ingreso oculto de un mundo subterráneo, escondido detrás de un bloque de cemento, hacia habitaciones y túneles ocultos. en una iglesia jesuita llamada El Carmen
Otro ingreso a estos caminos subterráneos.

Zambo Salvito. El ladrón hecho leyenda

Zambo Salvito. El ladrón hecho leyenda

Era un célebre ladrón y asesino, pero también benefactor de los oprimidos. En torno a su imagen se quiere construir un museo, que estaría ubicado en lo que fuera su guarida: una cueva en el camino a Yungas, en La Paz.
Los vecinos de Santa Rosa Cinco Dedos están determinados a que no se olvide la leyenda del Zambo Salvito, el avezado ladrón convertido en mito que aterrorizó a la ciudad de La Paz hace 136 años. Aunque todavía algunas abuelas advierten a sus nietos de no gustar de lo ajeno, "porque te puede pasar lo que al Zambo Salvito", lo cierto es que cada vez son menos quienes conocen la historia del hombre de origen africano que llegó desde Yungas cuando apenas tenía 7 años y que, absorbido por la miseria, se convirtió en el asesino más odiado, pero también admirado, que forma parte de las leyendas urbanas de nuestro país.
Salvador Sea, alias el Zambo Salvito, murió fusilado a los 33 años. A los 15 cometió su primer asesinato y a partir de ahí, y teniendo primero a la ciudad de La Paz como su centro de operaciones y luego una cueva en un lugar clave de la carretera La Paz- Yungas, cometió docenas de crímenes, violaciones y robos. Sin embargo, sólo atacaba a los blancos y a los mestizos, y era considerado como el benefactor de los indígenas aimaras y los esclavos de ascendencia africana.
Recogiendo ese concepto, el año 1992, el entonces alcalde paceño Julio Mantilla inauguró un museo en lo que fuese la guarida del Zambo Salvito. En el lugar se exhibían varios objetos de esa época, algunos pertenecientes al célebre personaje, incluyendo una corona con la que le gustaba ataviarse cuando celebraba sangrientas orgías o asesinatos, y una estatua hecha por la artista Cristal Ostermann representándolo.
Sin embargo, y aunque tuvo bastante éxito, el museo funcionó sólo por un par de años y después fue abandonado. La Alcaldía recogió los objetos en exhibición y despidió al portero. La cueva pronto se convirtió en un lugar de reunión de antisociales, drogadictos y alcohólicos que hasta hoy acechan la zona.
Los vecinos de Santa Rosa Cinco Dedos han presentado un proyecto que incluye revitalizar el museo y crear un mirador turístico, aprovechando la impresionante vista que se tiene de la ciudad. El Concejo Municipal, mediante la oficina de Gestión Institucional y Administrativa, ha considerado factible el proyecto, siempre y cuando se consiga el financiamiento necesario. El oficial mayor de Cultura de La Paz, Wálter Gómez, ha dicho que esta idea no es nueva, y que se viene manejando hace más de cuatro años, "pero se necesita hacer una carpeta y elaborar el diseño final".
El gran ladrón
Salvador Sea nació en 1838 en Chicaloma y era hijo de Zacarías y Rosa, dos esclavos de una hacienda yungueña. A los siete años, Salvador fue testigo de cómo el capataz flagelaba hasta la muerte a su padre, acusado de haber robado dos cestos de coca. Sin poder enterrar el cadáver del esposo, Rosa decidió huir de la hacienda rumbo a la ciudad llevando de la mano al pequeño Salvador. Cuando llegaron a La Paz, se instalaron en el tambo San José de la Ch’appi calle, conocida en esa época como zona de Chocota, actual calle Illampu. Rosa se empleó como ayudante de cocina de una vendedora de comida y trabajaba duramente, mientras Salvador crecía libre de todo control, haciendo amistad con los niños aimaras, hijos de las vendedoras. El pequeño pronto se aburrió de la escuela y, sin que su madre pudiera disciplinarlo, decidió abandonarla.
Un día Salvador descubrió que en el tambo había otra mujer de raza negra.  Rosa, ansiosa por hacer amistad, se acercó a la habitación donde la ‘Negra’ Norma, como era conocida por todos, preparaba y vendía brujerías. La señora, que era tan aborrecida como temida, sintió simpatía por la desamparada mujer y su hijo, y le propuso un cobijo en su casa y un sueldo a cambio de que la ayude con la tienda y las labores de la casa. Rosa, que con su actual empleadora tenía sólo la comida y el techo, aceptó gustosa.
Mientras tanto el hijo hacía travesuras por las calles y plazas y estaba tan ambientado en la ciudad, que parecía haber nacido en ella.
Rosa, para reforzar su magra economía, además de trabajar con la ‘Negra’ Norma, también lavaba ropa en algunas casas de la vecindad. El trabajo duro terminó de minar su salud, y enferma de pulmonía, murió al poco tiempo. Salvador quedó a cargo de la ‘Negra’ Norma, que le transmitió todo el resentimiento que tenía para aquéllos que no eran de su raza: “Hay que odiar a estos ‘mistis’ (mestizos)”, le repetía, "hay que odiar a los blancos, porque nos han esclavizado, nunca olvides que el patrón de Chicaloma era blanco y ha matado a tu padre a latigazos, igual que ese ‘misti’ del capataz Pompeyo". El chico absorbía el odio como una esponja. Fue en esa época que la ‘Negra’ Norma lo bautizó como Salvito.
Cuando Salvito era adolescente, la madre adoptiva le buscó un trabajo en la sastrería del barrio de Caja del Agua. El sastre era un buen hombre, pero muy avaro. Su avaricia impresionó tanto, al que por entonces ya era apodado como Zambo Salvito, que éste resolvió tener dinero a cualquier precio. La ‘Negra’ Norma, cada vez más cansada, ganaba apenas unos centavos merced a la competencia que se había abierto en su misma calle. Una noche Salvito la escuchó quejarse de que no tenía hilos para remendar la ropa. Al día siguiente, él llegó con hilos, dedales, agujas y botones. Cuando la madre le preguntó de dónde los había sacado, Salvito le contestó: "Me he hallado, mamá Norma". "Qué bien hijo, siempre que te halles algo vas a  traer a ésta que es tu casa", le respondió ella.
Al poco tiempo, Zambo Salvito nuevamente ‘se halló’ dos cortes de tela. Al darse cuenta de la pérdida, el sastre, seguro de que Salvito era el ladrón, se propuso hacerle confesar a punta de ‘quimsa charani’ (látigo nativo). Cuando el hombre comenzó a latiguearlo, a la memoria del joven vino el recuerdo de su padre y sin pensarlo, clavó unas tijeras en el vientre del sastre, matándolo al instante. Junto al cadáver esperó la noche para llevarse las cosas de valor. Al llegar a su casa le contó a la Negra Norma lo sucedido y juntos planearon la coartada. Nadie sospechó del joven.

La Jalancha
A partir de allí, Zambo Salvito se convirtió en un avezado ladrón y en poco tiempo formó una cuadrilla de cinco personas convirtiendo a la ciudad en el escenario de sus fechorías. La ‘Negra’ Norma se encargaba de vender el producto de los robos. Meses después, y teniendo a la Policía sobre su pista, el Zambo y su banda decidieron trasladarse a la encrucijada del camino a Yungas denominado La Jalancha, paso obligado de arrieros y viajeros que transportaban mercaderías a Yungas o traían a la ciudad café, coca y naranjas. Los bandidos acechaban a los viajeros, que se trasladaban en mulas, y después de violar a las mujeres, las decapitaban con sus maridos y robaban sus pertenencias.
La cueva estaba ubicada cerca de una laguna, el lugar ideal para deshacerse de los cadáveres, cuya ausencia comenzó a construir toda una leyenda en torno a la figura de Salvito. Se decía que era un brujo y un asesino, pero también que era el vengador de los esclavos y el amante apasionado de las mujeres del pueblo. Los rumores aseguraban que se enamoraban de él al punto de ofrendarle la vida. El Zambo dejó una prole numerosa en varias cholas que fueron sus amantes, pero nunca se casó.
Audaz, decidido, duro y cruel, no perdonaba al hombre blanco o mestizo que se cruzaba en su camino. Dos años estuvo Salvito aterrorizando a quienes debían viajar a Yungas y, pese a las denuncias, la Policía no podía llegar a su guarida, porque la llamada Cueva de los Cinco Dedos tenía la forma de un castillo medieval con cinco torreones y era propicia para guarecer a los bandidos.

Cae el Zambo Salvito
Una noche de 1870, Joselito Umaña, uno de los miembros de la banda, fue  apresado. La Policía logró que delatara al Zambo, y contara, además, las atrocidades que cometían y dónde se encontraban los cadáveres. Entre sus testimonios llamó la atención aquél sucedido cuando la banda asaltó el Convento de las Concepcionistas en la calle del Teatro Municipal, actual calle Jenaro Sanjinés. Según Umaña, el ‘Tata’ Mariano Melgarejo, entonces Presidente de Bolivia, los había sorprendido, pero en lugar de detenerlos, les dijo: "Llévense todo lo que puedan hijos, estas monjas tienen más plata que yo". Así los ladrones, en compañía de los soldados, trajinaron toda la noche en el convento robando hasta el azúcar de las religiosas.
Delatados, fue fácil llegar a los bandidos, quienes fueron apresados y condenados al fusilamiento. El día de la ejecución casi toda la ciudad caminaba rumbo a la plazoleta de Caja de Agua, en busca de encontrar un buen sitio para ver el ajusticiamiento.
Cusisiña Pata (Colina de la Alegría), un cuadrilátero de terreno rodeado  de casuchas de adobe y sembradíos de papa, había sido escogido para el escenario del fusilamiento. A las 9:30 de la mañana, los condenados se dirigieron al sitio de ejecución cuando repentinamente una mujer comenzó a gritar clamando por su hijo. Era la ‘Negra’ Norma, que anciana, se lamentaba por la suerte de Salvito.
Como último deseo, el reo pidió "decir un secreto al oído a su madre", que le fue concedido por el juez. "Acércate mamá Norma", le dijo el Zambo, y así lo hizo la mujer cuando de pronto un grito de dolor estremeció el ambiente, mientras ella se cubría el lado izquierdo de la cara del cual chorreaba sangre. De los dientes del Zambo colgaba el pabellón de la oreja de su madre adoptiva: "Por tu culpa voy a la muerte. Tú me enseñaste a robar. Tú eres la culpable de mi desgracia ‘Negra’ Norma y ya te he dado el castigo que merecía tu maldad", le gritó el Zambo. Pocos minutos después, él y sus compinches cayeron fusilados. Moría el ladrón y nacía la leyenda.

lunes, 25 de julio de 2011

El Kari Kari

El Kari Kari
El Kari Kari apareció en el altiplano en tiempos de la colonia. Se lo relaciona con la figura del sacerdote-jesuita, mercedario, franciscano, llegado con los conquistadores españoles. La tradición rural ha caracterizado a los religiosos católicos como sombrías personas que traían en una mano la Biblia y en la otra el látigo. Eran temidos. Y su proximidad causaba pavor.
Esta figura se modificó paulatinamente hasta llegar al perfil del complejo y misterioso Kari Kari, provisto de una campana que hace sonar constantemente. Su propósito es extraer de sus víctimas el cebo con el que, según la creencia popular, adquirirá poderes sobrenaturales. La veracidad o no de su existencia es algo que los antropólogos aún no han terminado de testimoniar y, por tanto, de aceptar o rechazar. Frases en aymara, como ¡Sarjam Karisiri! (¡vete Kari Kari!), evidencian el temor y popularización de esta aparición, sobre todo, entre los comunarios y migrantes aymaras.
El identikit de este personaje es difícil pues las versiones sobre su aspecto son variadas y contradictorias. En lo que la gente coincide es en su figura humana solitaria, en su rostro escondido y en que anda por ahí robando grasa del cuerpo humano.
Para atacar, antes usaba un cuchillo y era tan hábil que dejaba una fina cicatriz a la altura del abdomen. La víctima caía enferma y, de no encontrarse el origen de su debilidad, llegaba a morir. Hoy se sigue temiendo al Kari Kari. Se afirma que trabaja en los minibuses, aprovechando a los trasnochados que se quedan dormidos. Con una jeringa extrae la preciada grasa.
El tratamiento salvador consiste, se cree en el área rural, en reemplazar la grasa con la de una oveja negra. También hay versiones sobre que el Kari Kari son varias personas: familiares de una víctima que buscan a otra para reemplazar lo robado.
El sueño de quienes ataca el Kari Kari no es normal. Éste lo provoca soplando un polvo que está hecho de huesos de muerto.
Sobre el destino de la grasa humana no hay seguridad. Unos dicen que se usa para hacer perfumes, otros sostienen que el atacante es un monje que usa el producto en extraños ritos. Los incrédulos se burlan comentando que es un tratamiento de liposucción gratuito.

Museo Costumbrista “Juan de Vargas“

Los museos de la Paz, Bolivia junto con las galerías y otros centros que acogenexposicionestemporales y permanentes, forman parte del legado cultural donde puedes conocer parte de la historia y formas de vida de esta ciudad.
El Museo Costumbrista “Juan de Vargas“ fue creado en 1979, con el objetivo de difundir las tradiciones de los paceños y que toma el nombre del primer alcalde de la Paz; es un edificio de dosplantasque exhibe obras costumbristas, antiguas pinturas yexposicionestemporales.


MUSEO NACIONAL DE ARTE

EL MUSEO NACIONAL DE ARTE es una de las más importantes instituciones museísticas y culturales de Bolivia, que fue creado en 1960 como dependencia del Ministerio de Educación y Cultura.  Desde el año 2003 se renueva institucionalmente para lograr una mayor proyección, pasando a tuición y administración de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia que impulsa el desarrollo de los más importantes repositorios del país.
En agosto de 1960, durante el gobierno de Víctor Paz Estensoro, gracias al empeño del Ministro de Educación José Fellman Velarde y el Oficial Mayor de Cultura Carlos Serrate, por D.S. Nº 05549, se crea el Museo Nacional de Arte, proyecto que fue impulsado en el gobierno del Gral. René Barrientos y el Ministro Hugo Banzer Suárez en el año de 1966, acogido en una casona del siglo XVIII, que fue declarada Monumento Nacional en el año de 1930. Un primer periodo de restauración arquitectónica del edificio fue entre 1961 y 1966 y en último periodo –durante la ejecución del Proyecto de Ampliación– entre los años 2005 y 2006.
La casona perteneció a Francisco Tadeo Diez de Medina y Vidango, quien se desempeño como Alcalde y abogado del Tribunal de la Real Audiencia de Charcas y quien mandara a construir esta edificación para su residencia. Destaca su estilo mestizo o barroco andino, que evidencia la maestría de las manos indígenas que tallaron la piedra.
Levantada con ladrillo, cal y canto, enmarca en su interior un patio rectangular rodeado por la armoniosa arquería en sus tres plantas y una monumental portada interior de piedra labrada con inclusión de frutas de papaya en los cuernos de la abundancia que flanquean las columnas laterales.  En la coronación una cartela lleva inscrita la fecha de la conclusión del edificio en 1775, esta portada se sustenta en una escalinata de berenguela a tono con la fuente del patio central. Destaca la gran portada de ingreso que se eleva hasta el tercer cuerpo y una logia o galería alta con diez arcos que hace esquina sobre la plaza mayor.  La edificación tuvo diferentes usos –hotel, casino, vivienda–, hasta convertirse en el magnifico museo.

El museo Tiwanaku, La Paz, Bolivia

El museo Tiwanaku, La Paz, Bolivia
El museo Tiwanaku resultará de interés no sólo a los especialistas en culturas antiguas del altiplano. También es conveniente visitarlo aunque sólo sea para profundizar en el enigmático y aún poco “descifrado” mundo de aquellos pueblos que fueron los primeros en asimilar los inhóspitos territorios pétreos de los Andes.
Hasta el momento actual, el conocimiento de la cultura Tiwanaku es muy general y vago. Con seguridad sólo se puede afirmar que en la antigua cultura tiwanaku se logró el cultivo de ciertos tubérculos prehistóricos, hasta convertirlos, en resumidas cuentas, en la actual patata, sin la cual nuestra ración alimenticia perdería la mitad de su valor nutritivo. ¿Qué nos haríamos sin la deliciosa patata?
Así pues, la cultura tiwanaku supo desarrollar varias decenas de clases de patatas, de lo cual podemos convencernos visitando cualquier mercado indio en Bolivia, Perú y Ecuador. Se venden las diversas clases según sean para salcochar, freír o congelar.        
El Museo Tiwanaku se encuentra en una callejuela en el centro de La Paz. El edificio del museo recuerda en algo un castillo caballeresco. Se paga la entrada y es comprensible: en las arcas del Estado no es mucho el dinero disponible para el mantener los numerosos museos de Bolivia. En la taquilla de los billetes también pueden adquirirse libros y folletos acerca de la civilización tiwanaku, que difícilmente ayuden a descubrir los secretos del pasado, pero si serán de utilidad para un conocimiento elemental de los múltiples objetos en exposición: desde primitivos instrumentos de trabajo hechos de piedra hasta momias bien conservadas extraídas de sus lugares de enterramiento por los arqueólogos. Les confieso que contemplar momias expuestas en museos no resulta una ocupación muy ética que digamos. Por muy antiguo que sea el ciudadano tiwanaku que se muestra en la vitrina, de cualquier forma tiene todo el derecho a que se le respete. A los especialistas esto le resulta interesante. Bueno, pues que hagan sus investigaciones dactiloscópicas y de otro tipo en la soledad de sus laboratorios.
 Todos los objetos expuestos en el museo (exceptuando las momias) pueden considerarse ejemplares únicos tan siquiera por el hecho de que durante mucho tiempo en Bolivia se practicó la “arqueología salvaje”, producto de la cual los más antiguos testimonios del pasado, extraídos secretamente de la tierra, eran vendidos a ricos coleccionistas extranjeros.





Los fantasmas en el Hospital de Clinicas de La Paz.

Los fantasmas en el Hospital de Clinicas de La Paz.
Este relato me lo encontré en una página española, habla del hospital de clínicas de la ciudad de La Paz y los “visitantes” que tienen en las noches… Espíritus y fantasmas componen este relato. Espero les guste!!!! Y si tienen relatos de terror o alguna experiencia que les haya ocurrido, compártanla con todos nosotros…Aquí va el relato… "La proximidad del Hospital del Tórax a la morgue es su avatar y su sello. Irrelevante para la mayoría del personal de los turnos de la tarde y la mañana, pero no para quienes trabajan en horas nocturnas, especialmente enfermeras.
Una de ellas, Wilma Huañapaco, encargada de la sala de Terapia Intensiva en el primer piso del edificio, jamás olvidará lo sucedido el sábado 4 de agosto.
Cinco minutos antes de las dos de la mañana de ese día, Huañapaco transcribía, como cada noche, el reporte del estado de los pacientes, cuya situación delicada no consiente equivocación alguna.
Enseguida, una pesadez repentina invadió el ambiente y el cuerpo de la enfermera quedó paralizado. Ni brazos ni piernas, ni siquiera sus párpados respondían. La desesperación la llevó a realizar un esfuerzo mayor hasta poder voltearse. En ese momento vio a un hombre alto, contorneado por un aura de un verde oliváceo y sin cabeza. Aunque la figura desapareció en el instante, la sensación de inmovilidad permaneció por algunos segundos más.
“Lo único que sabía era que estaba despierta”, relataría más tarde a sus compañeras, algunas aún incrédulas ante la experiencia de Huañapaco, para quien las apariciones son, después de todo, normales, ya que dice tener contacto con este tipo de fenómenos desde niña.

Pero esta enfermera no es la única que ve apariciones en el Hospital del Tórax, ni esta forma decapitada la primera vez que se presenta.
De hecho, por los pasillos aún se cuenta la historia de un hombre que cada noche pasea por los jardines próximos al hospital rumbo a la morgue. Aunque algunos lo han bautizado con el nombre del Jinete sin Cabeza, no tiene ninguna relación con el relato de Washington Irving.
Tan fuerte es la presencia de este hombre sin rostro, como la de una madre cargada de su niño que ha puesto los pelos de punta a más de una enfermera en la sección conocida como Pensionados, en el segundo piso del hospital, que es donde están internados los pacientes pudientes y donde hasta hace algunos años se trasladaba a las personas en estado delicado.
“Aparece en completo silencio, visita algunas salas, se detiene frente a alguna persona en particular, la observa y luego desaparece”, es el relato coincidente de quienes han vivido en carne propia la presencia de la llamada Mamá de los Pensionados.

A unos pasos del Tórax está el Hospital de Clínicas, también conocido como General, el más antiguo del complejo de Miraflores y también de la ciudad de La Paz.
Por sus largos pasillos pasaron miles de personas, entre médicos, enfermeras y pacientes, algunos de cuyos espíritus se niegan a dejar el lugar. De esto da constancia don Eloy Ticona, portero del nosocomio y quien cada noche, durante 25 años, recorre de punta a punta la vieja estructura.
Una noche de un año que don Eloy no recuerda, la figura de una mujer de talla alta y porte fino apareció en el jardín. “¿Doña Mercedes?”, preguntó don Eloy esperando encontrar una respuesta de la delgada dama a quien confundió con una enfermera que trabajaba en ese entonces.
En ese instante, la misteriosa mujer salió del jardín, tomó el pasillo y se alejó a paso lento en dirección hacia una sala donde descansaban algunos pacientes. El animoso portero la siguió e ingresó a la habitación casi por detrás de la mujer, pero no encontró nada, lo que fue corroborado por un paciente que estaba despierto y no vio ingresar a nadie.
Desde entonces, muchas de estas apariciones han inquietado las noches de don Eloy, quien, sin embargo, ha dejado de lado su miedo para dar paso a la curiosidad. Son innumerables las oportunidades en que la dama de negro ha reaparecido y algunos ya la conocen como la Viuda del General.

Los funcionarios más antiguos de éstos y otros hospitales aseguran que estas apariciones son ánimas de personas que murieron dejando algo pendiente.
Tal el caso de la figura de una enfermera de capa azul que ha hecho de las rampas del Hospital del Niño su lugar preferido de paseo nocturno.
Quienes la han visto aseguran que es el espíritu de una antigua funcionaria del nosocomio, a la que su aprecio y dedicación por los niños aún la mantiene junto a ellos. Al respecto, algunos personeros aseguran que los infantes tampoco han olvidado a su enfermera preferida.
Una de estas personas es la actual jefa del servicio de Neonatología, Teresa Aguilar, quien en sus 20 años de trabajo en este nosocomio jamás había vivido una experiencia como la de hace cuatro años.
Fue una noche en la que el paseo rutinario de visita por las salas fue interrumpido por unas escurridizas risas de niños un piso más arriba. Creyendo que un grupo de sus pequeños pacientes había decidido iniciar una ronda de juegos en plena oscuridad, subió en silencio intentado sorprenderlos.
Mientras más se acercaba más fuertes eran las risas. Sin pensarlo dos veces y a dos gradas del piso indicado espetó un grito, pero no había nadie.
Un frío intenso le estremeció de los pies a la cabeza y la sensación de inmovilidad se apoderó de su cuerpo por algunos segundos. “Estoy loca”, se dijo a sí misma como convenciéndose de no haber escuchado las multitudinarias voces. La incertidumbre terminó al día siguiente cuando la portera le pidió, en tono de reclamo, que controle a sus niños porque habían reído toda la noche.
Aunque no son muchas las personas que hoy en día dicen oír voces y risas de niños en el hospital, los funcionarios aseguran que sus pequeños visitantes rondan todo el día por las salas.
La encargada de Farmacia del turno de la tarde no se explica por qué algunas de las cajas de los medicamentos aparecen desordenadas siempre que deja el lugar por algún tiempo."

CALLE JAÉN

CALLE JAÉN

La calle Jaén es una de las calles más famosas de la ciudad de La Paz. Su historia data de la época colonial en el siglo XVI donde era conocida por ser sólo un mercado de compra y venta de camélidos.

Posteriormente albergó las residencias de personajes importantes durante la revolución libertaria de 1809 como fueron Pedro Domingo Murillo y Apolinar Jaén. Fueron en estas residencias que se iniciaron las primeras ideas de libertad en Sudamérica y también se hicieron las primeras reuniones secretas conspiradoras en contra del gobierno español.

Actualmente es una calle que se ha detenido en el tiempo ya que conserva todos los rasgos de la época colonial, apenas de 4 ó 5 metros de ancho, balcones frente a frente que casi se conectan entre si, piso de piedra. Ahora alberga a 5 diferentes museos, 4 municipales y uno privado; además se pueden encontrar bares y cafés siempre manteniendo el toque antiguo de la calle, lo que la convierte también en una zona bohemia.

Un dato interesante de esta calle que llama mucho la atención a todo visitante es que esta llena de historias de fantasmas, apariciones y espectros; por eso no se extrañe si al final de la calle observa una cruz verde que es la prueba de que hubo una época en que la gente ya no podía vivir tranquila por los diferentes sucesos paranormales que ocurrían.

Los cuentos van desde la famosa “viuda negra” hasta la audición de antiguas carrozas tiradas por caballos que van recorriendo la calle a altas horas de la noche.

sábado, 23 de julio de 2011

Antigua Ciudad de Tiwanaku La Paz Bolivia Sudamérica



Antigua Ciudad de Tiwanaku
Si hay una atracción turística de carácter cultural, que destaca sobre las demás en Bolivia es la Ciudad de Tiwanaku, una ciudad en ruinas que data de más de dos milenios atrás, de la época anterior a los griegos. Tiwanaku, en aquel entonces, debió ser una importante capital. Se encuentran a 70 kilómetros de La Paz y a más de 3800 metros sobre el nivel del mar.
Son muy pocos los conocimientos que se tienen de esta antigua ciudad, de esta reliquia, falta mucho por reconstruir hoy en día, lo que si se sabe es que su forma de sobrevivir era trabajando el campo, la labranza, a tenor de las tierras fértiles que la rodean, y de los cultivos. En Tiwanaku hubo una ciudad poblada hasta el Siglo XII, cuando posiblemente una desgracia natural la dañó de muerte.

Realmente se sabe muy poco de esta civilización y de esta ciudad. En parte porque aun falta mucho por encontrar y reconstruir para poder tener una idea completa. Y en parte porque hasta hace poco todo lo que se encontraba era destruido.

Con la desaparición de los Tiwanaku, los Incas recogieron el testigo en
Sudamérica, después llegaron los europeos, más en concreto los españoles, y fueron ellos los que posiblemente expoliaron la ciudad de Tiwanaku hasta dejarla destruida en nombre de la Iglesia, en aquellos tiempos, por desgracia por lo que debió ser esta ciudad, todo lo que no era religioso y a gusto de la Iglesia era destruido.

La puntilla a esta ciudad se la dio el ferrocarril, ya que las explosiones para construir la línea férrea terminó de dañar todo lo que quedó. Hoy en día, las ruinas de Tiwanaku son un lugar ideal en Bolivia para aquellos amantes del
arte, la cultura y la arqueología.

Mercado de las brujas en La Paz

Mercado de las brujas en La Paz


La ciudad de La Paz, en Bolivia, es uno de los corazones urbanos más representativos de la cultura tradicional latinoamericana y especialmente, andina. Sus habitantes llevan los rasgos distintivos de las culturas aborígenes, y muchos de ellos, vestimentas típicas que llaman la atención de cualquier turista al llegar. 

Además, las culturas y costumbres ancestrales están presente en los mercados que abundan en la ciudad (algunos no dudan en calificar a la ciudad de La Paz como un mercado a cielo abierto). Entre las curiosidades, no deberíamos dejar de conocer el Mercado de las Brujas, un paseo temático por productos de hechicería andina muy particular, situado en el cruce de las calles Jiménez y Linares.
Lo que encontraremos en él estará muy lejos de un mercado convencional: ratas disecadas, hierbas, amuletos, pócimas y hasta extraños fetos de llama, lo que se ofrece al público son infinidad de productos esotéricos para los más diversos rituales. En el lugar, toda la sabiduría andina está disponible para ofrecer algunos remedios caseros a las más variadas dolencias. El sitio está concurrido por compradores y por los llamados yatiri o hechiceros-doctores, vestidos con ponchos y sombreros llamativos.
Sin dudas, podremos terminar un tanto impresionados por un mercado semejante, un reflejo de las creencias milenarias arraigadas en la población de un país que cuenta menos años de historia que sus propios habitantes y sus tradiciones. El mercado de Brujas de La Paz  nos acerca en plena capital a una cultura que está presente en todo el territorio.

Museo nacional de etnografía y folklore
Reformado hace pocos años, se encarga de ofrecer material de los grupos étnicos bolivianos, cuenta con sistemas audiovisuales y también desarrolla actividades culturales. Pocos museos en Bolivia tienen la calidad de éste en cuanto a unidades de exposición, espacio y acondicionamiento; aparte de ser muy completo. Y además tiene página web! si es que Bolivia poco a poco va postrándose a los pies del turista.
No tengo mucho que decir porque la página web del museo es muy completa así que paso a la información general:
Dirección: Calle Ingavi N. 916 esquina Jenaro Sanjinés
Teléfono: 2408640, 2406446, 2406642
Horarios de atención:
 Lunes a Viernes: 09:00 a 12:30 y de 15:00 a  19:00
Sábado: 09:00 a 16:30 ininterrumpidamente
Domingo: 09:00 a 12:30
Puedes elegir entre  ir y guardar el recuerdo en la memoria, ó hacer fotos sin flash previo pago de 20 Bs (2€) o 40 Bs (4€) si lo que quieres es filmar.  El acceso a la biblioteca es gratuito enseñando la identificación.
Precio: 5Bs los bolivianos, 15Bs los extranjeros, menores de 18 años y discapacitados tienen entrada gratuita.
Navegando he visto que los Jueves es gratis para todos los bolivianos y que los Lunes está cerrado, pero no estoy segura porque lo que dice en la web es lo que está arriba, así que es mejor llamar por teléfono y a ver que nos cuentan. Si visitas el museo, pásate también por la Iglesia Santo Domingo y la Plaza Murillo, que están muy cerca.
Curiosidades:
La casa que aloja a este museo, fue antes la casona del Marqués de Villaverde, uno de los criollos que fue el beneficiario de la distribución de solares por parte de los españoles, en la época de la fundación de La Paz. Como se puede observar en los patios interiores, esta casona también fue decorada al estilo barroco mestizo.
Para terminar, recomiendo encarecidamente la visita a éste museo, a los turistas que vayan a viajar el interior de Bolivia, porque así podrán asimilar más la cultura de las distintas etnias bolivianas.